miércoles, 27 de agosto de 2008

Libros y salchichas

Me gusta cuando Martín Gómez escribe sobre el comercio del libro y, en especial, sobre las librerías. El último caso de estudio ha sido el cierre de un par de librerías en Bogotá, una en el Centro Andino y otras por ahí. Lo respuesta estándar ha sido un lamento condimentado con el anhelo por un pasado que no conocí (en donde las librerías pululaban de esquina a esquina y todo el mundo era cultísimo).

Es posible que para el bien general de la república el cierre de algunas librerías sea catastrófico. Los poetas no podrán comprar sus poemas favoritos, la juventud morirá inculta y alienada y, por último, los que leemos para entretenernos, tendremos que jodernos o leer a Paulo Coelho. El acabose.

No estoy de humor para discutir si un cierre de librerias es más importante que el cierre de un expendio de salchichas alemanas, o para hacer un análisis profundo sobre el tema. Lo que si puedo hacer es hablar sobre como me afecta a mi como consumidor habitual de libros el cierre de estos negocios. El asunto es simple, el cierre no me afecta. La libreria del andino me parecia mala y nunca encontraba libros que me llamaran la atención como para invertir el equivalente a un cuarto de salario mínimo. Las otras no las visitaba y, en consecuencia, su cierre en nada afecta mi consumo de libros.

Hoy, acá y ahora, me bandeo perfectamente con Amazon, la Lerner y lo que venden en Carrefour y similares. Nunca me parecio que estas librerias que cerraron fueran "de culto" o tuvieran un fondo importante cargado de titulos que ya no circulan y que pudieran interesarme como lector ordinario pero constante.

Espero, de corazón, que los dueños de estas librerias no hayan perdido mucho capital en su aventura libresca y que, si todavía tienen ganas de invertir, monten una charcuteria digna de competir con los de la Kohler. No sólo de libros vive el hombre.

9 comentarios:

Johan Bush Walls dijo...

En Guatemala solo hay dos librerías que vale la pena visitar, aunque no siempre, hay que dejar un par de meses entre visita y visita, para poder encontrar algo bueno, de cualquir forma, ambas venden tan caro que ya casi ni las visito. Quiero decir que comparto tu opinión, no lamentaría si alguna vez las cierran, cosa que no creo que suceda.

Salú pue.

Apelaez dijo...

Don Bush. En Bogotá quedan varias, unas buenas otras regulares y como comentan por ahí ahora venden novedades en las "grandes superficies" como Carrefour. Yo le recomiendo que se le mida a comprar por Amazon, hay montononones de cosas intersantes y, por lo menos en Bogotá, si ud tiene un PO BOX le salen harto mas baratos que en las librerias locales. (ah, eso si, le toca limitarse al inglés)

Monserratian dijo...

Esto que nos cuenta me recuerda a un caso más local. Salvando las distancias, eso sí.

Vivo en Cerdanyola del Vallés, al otro lado de las montañas que limitan Barcelona (la de Cataluña, España, no la del Quindío). Allí abrieron una tienda de comics a la que yo profesé bastante cariño pero que, finalmente, tuvo que cerrar.

Él se quejaba de las malas ventas, pero apenas le ví hacer nada más que permanecer sentado detrás del mostrador. Y ocurre que ni esta tienda ni las que tú comentas son ya los únicos canales de difusión de la lectura. Tenemos Amazon, como bien has dicho, e incluso el P2P+impresora O:)

Los tiempos han cambiado y quien no cambia con ellos desaparece. Fíjense por ejemplo en macro-tiendas como Fnac, con su revista que no es sólo un catálogo. Iniciativas así, que en una tienda pequeña se podría reducir a un par de hojas fotocopiadas.

Cosas así ayudan MUCHO a fidelizar al cliente. A conseguir que la tienda no sea sólo un lugar donde comprar, sino hasta un punto de reunión para disfrutar de una sana afición.

Así que me pregunto si estas tiendas que cerraron en Bogotá no sufrieron del mismo síndrome que mi querida "Guru Comics": pensar que los clientes vienen solos.

Apelaez dijo...

Amigo monserratin, no sabía que en el Quindio también existiera una barcelona. No se bien si los dueños de estas librerias se limitaron a quedarse con los brazos cruzados como el caso del comic en su pueblo. Tal vez no, tal vez hicieron algún tipo de esfuerzo para mejorar el negocio, o de hecho, tal vez cerraron la libreria para destinar esos recursos a un negocio más lucrativo. El hecho es que cerraron

El negocio editorial es una cosa jodida, sobre todo porque generalmente no es visto como un negocio y pues ahi vienen las distorsiones y los enredos. Un saludo desde por acá

Ivan Andrade dijo...

Por ahí hay muchas librerías que lo siguen sacando a uno de apuros cuando no hay que leer, que además son más baratas. ¡Vivan los libros de segunda!

Suerte.

Maldoror dijo...

¿Cual fue la libreria que cerraron en El Andino? ¿"La Caja de herramientas"? Esa tenías sus cosas cheveres.

Amazon es bueno, pero si uno vive en Colombia lo que jode son los costos de envio ¿Que tanto libro en Español tiene Amazon, por lo demás?

juglar del zipa dijo...

los embutidos de koyomad, a diferencia de la carne, no son ninguna maravilla. en colombia no se consiguen buenos embutidos "tipo + denominación de origen".

pero bueno "es lo que hay". es como las librerías.

me sorprendió el tamaño de las librerías en brasil (más exactamente en sao paulo). eran lugares grandes y había muchísimas cosas 1. casi todas en portugués, 2. bastantes cosas en otros idiomas. señalo estos detalles porque 1. la industria cultural en portugués depende de la fuerza mercantil de brasil: 1.1. a diferencia de los hispanoparlantes que dependemos de españa, argentina y (cada vez menos) méjico (en ese orden), allá les toca editar todo lo que se haga en portugués y 1.2. les toca traducir y comercializar todo lo que quieran que quede en portugués. es un país de casi 200 millones de personas con un mercado cultural autosuficiente. 2. libros en otros idiomas se consiguen muy difícilmente en esta ciudad. son cosa de librerías especializadas, como los embutidos según la receta de la abuela.

juglar del zipa dijo...

ah, por cierto...

el otro día iba en buseta adonde mi papá. la buseta pasa por la 63 con 17 y ahí hay un negocio que se llama "pirámides keops". ese chuzo está ahí desde... casi veinte años, voy a decir.

bueno, ahí sigue. y venden pirámides.

no me imagino cómo les iría si se autodenominaran "pirámides gourmet".

JuanFalla dijo...

Gracias a Amazon, el cierre de librerias (para el que compra libros) no es el fin del mundo.

Ahroa bien, las librerias deberian "no quedarse atrás" y dejar qeu la tecnología los acabe.

Las librerias son muy cheveres, a mi me encanta entrar a ellas. Pero seamos honestos, un libro en Colombia es extremandamente caro.

Con esos precios, el que vende libros se muere de hambre por que "no vende"; y el que compra... pues prefiere comprar comida para no morirse de hambre.