La receta de Paulo
En la última Malpensante hay un artículo sobre Paulo Coelho que no he terminado de leer, pero que es más o menos un intento por entender el éxito comercial de un autor más que mediocre. Héctor Abad ya había escrito algo al respecto y ambos artículos comparten el mensaje: Coelho tiene una receta -o fórmula- que aplica siempre.
La fórmula consiste en utilizar estructuras narrativas simples (parecidas a las historias para niños o las leyendas) y personajes estereotipados. Eso le basta al hombre para triunfar en los mercados y tener un contingente de fans por todo el mundo. Tan fácil y nadie lo repite.
Pero si lo repiten, por montones. Hay miles de títulos que le intentan pegar al éxito coheliano y no lo logran. Todos usan estructuras simples, personajes estereotipados y lecciones de autoayuda al estilo del libro de la señora de Crepes. La vaina es que pocos, por no decir ninguno, logra ventas multimillonarias. A duras penas si les alcanzará para pagar la autopublicación en "La Serpiente Emplumada" o en el "Escarabajo no se que".
¿Cuál es la verdadera fórmula? Ni idea, Abad y el del Malpensante serían tremendos millonarios si bastara con reseñar a grandes rasgos la receta de Coelho para lograr ventas. Pero hay otros muchachos, que no son literatos, ni críticos literarios, ni se deben haber leído las grandes obras de la literatura, que andan afinando un software para predecir el éxito económico de guiones, canciones y, porque no, libros. La idea es parecida a la de Abad y el Malpensante pero más sofisticada y detallada. El que quiera emular a Coelho, bien le haría leerse esto.
7 comentarios:
hubo una época en que pensaba que sería buenísimo coger todas las canciones que me gustan "analizarlas" y encontrar el patrón o las "líneas trasversales" que comparten. después llegó last.fm y, cosas más menos, hace bien su tarea.
ahora bien... aparte de las recetas (como siempre, yo ya traté ese tema de alguna manera en mi blog) que puedan contener las novelas y las películas, creo que el problema va mucho más allá.
en primer lugar, "recetas" -o, más exactamente, "arquetipos"- existen desde aristóteles. en las escuelas de guionistas les enseñan esas recetas a los futuros explotados de la industria cinematográfica, que las usan todas con lo que en el fondo no son más que ligeras variaciones. y pues... como dice al comienzo del artículo de gradwell, a todas las historias les puede ir bien o les puede ir mal. ah, y no olvidemos que el problema de "ir bien o mal" es bastante reciente (q. v. apocalípticos e integrados).
en segundo lugar, uno no compra el libro porque ya le guste sino para leerlo. que le guste o no una vez leyéndolo o habiéndolo leído es diferente. (y ese acto, intuyo, condicionará en algún grado que se sigan comprando libros del mismo autor... o sacarlos de la bibliteca, esa gran desconocida.) así que la compra de un libro viene respaldada por una fuente de información que el cliente debería considerar creíble cuando le diga "vea esto, llévese esto": el librero que tiene el algoritmo instalado (como el profesor de literatura del que hablé añguna vez aquí), la revista super cool, la sección de televisión con la vieja rica o julito diciendo "bellísimo". ¿le suena esto a redes clientelistas? pues sí...
en fin, lo que quiero decir es que más de la mitad del trabajo lo hacen en marketing, macro o micro. y esto no pasa solo por escoger vender algo que sea fácil de vender sino por convencer a la gente de que cierta cosa ha de ser comprada porque es buena. a los grandes éxitos les queda poco de sí mismos. "de los mismos directores de..." "con el mismo actor de..." "del mismo autor de...". ¿cuántos no fuimos a ver la ultima de indiana jones atraidos por la nostalgia infantil y salimos putiando? ¿cuántas veces no nos advirtieron que era malísima? hasta el mismo geroge lucas lo dijo...
los grandes éxitos son propiedad de empresas que se dedican mucho más al mercadeo y poco a la distribución o al "noble oficio" de la divulgación, eso de lo que tanto se precian los editores "auténticos", que trabajan con intuición y esas cosas antitécnicas.
o son rosqueros...
Un día leí una entrevista que le hicieron a John Grisham, le preguntaron algo así: "¿ahora que ha alcanzado el éxito que le gustaría hacer?", él respondió, escribir buena literaruta. Pienso que está bien ganarse la vida así, pero también hay que tener la honestidad de Grisham.
El rollo es que venden libros las campañas publicitarias, el marketing, por eso las editoriales hacen mafia al dar los premios literarios, porque apuestan sobre seguro.
me dejó pensando resto el artículo este, relacionándolo con lo que hablamos el otro día por el interno.
por ahí (como en el artículo de frey y ariely) dicen "así están cableados nuestros cerebros". esa es una explicación tan vaga, por no decir estúpida, como "es la cultura". una respusta que no dice nada más aparte de "asi son las cosas, no joda más".
en fin. estos interesantes modelos matemáticos, estas nubes de desviaciones que sin duda deben de verse hermosas (lo digo en serio) solamente hablan de la evidencia, pero realmente no dicen nada de lo que nos pase por dentro y mucho menos de la interdependencia de nuestra existencia individual con otras existencias individuales.
algo así estaba queriendo decir en el comentario anterior: claro que la canción puede tener "la propiedad de pegar", pero tiene que haber una serie de instituciones y procesos que, como mínimo, la den a conocer y la respalden. de manera que paulo coelho tuvo que convencer (o llamar la atención o como sea) primero a su editor y después sí a su gran público. la inmensa mayoría de los consumidores están "sometidos" a la dictadura de quienes producen y representan.
jeje, me hiciste acordar de esta bella critica a bechara navratilova...
richard bach tuvo el mismo exito de coelho...utilizando mas o menos la misma formula....
En Colombia tenemos nuestro propio Coehlo. Se llama Jorge Duque Linares, 'Jorgito', que ha usado la fórmula de la 'actitud positiva' para escribir más de 8 libros: actitud positiva en las ventas, en la vida, en el trabajo... y un largo etcétera. Y tapado en plata sí debe estar.
Por un lado, suscribo completamente el comentario del Juglar sobre la importancia de la publicidad y las condiciones de producción y distribución. Hay que ver las duras y las maduras que pasó para publicar el autor de un libro que medio reseñé hace poco.
Pero por otro, también quisiera comentar sobre los libros de Coelho desde el punto de vista de alguien que se leyó uno.
Yo una vez, en un hostal en el centro de Quito que por alguna razón estaba lleno de japoneses, leí un libro de Coelho, y me pareció entretenido. Le vi muchas cosas pailas, pero no me indigné y pude pasar un buen rato leyéndolo. Las conclusiones que saqué fueron:
1) Es tremendamente indulgente con el lector: repite las cosas muchas veces, y aunque a veces dice algo de manera sutil, después se encarga de repetirlo de manera explícita.
Si uno está acostumbrado a la literatura seria esto puede chocar un poco, pero hay que reconocer que Coelho sabe disfrazar esa condescendencia para que a uno no le parezca tanto que lo creen estúpido. Y eso no me parece trivial, y menos habiendo trabajado de profesor: dar las cosas masticadas sin que se note no es fácil.
2) Administra la moraleja de una manera muy eficiente.
Todo el masacote de la Nueva Era da un inventario de enseñanzas más amplio de lo que se suele pensar, pero los autores que se lo creen suelen tener serios problemas para no tratar de soltarlo todo de una. Coelho lo raciona en cantidades casi homeopáticas. Y así es difícil que se vuelva incoherente, paranoide, o evidentemente equivocado a los ojos del que algo sabe, que son problemas endémicos en la literatura Nueva Era.
3) Maneja las básicos de la narrativa (esos tips de Aristóteles que menciona por ahí el Juglar) en modo a prueba de fallos, sin ningún jueguito innecesario, tentación muy difícil de resistir para muchos escritores.
Martín Franco: Creo que Jorge Duque Linares es más bien fracasadón, fracasadón, y sólo le ha ido bien en lo que sus cófrades ultracatólicos le han podido echar una mano.
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