jueves, 31 de enero de 2008

La marcha y la neurociencia

Hay todo un boroló por la marcha del cuatro de febrero. Los uribistas, por su lado, ya tienen todos camisetas con eslóganes contra las FARC y el "no al despeje". Para ellos, estar contra las FARC es lo mismo que ser uribista. En la otra esquina tenemos a los polistas, que en lo único que coinciden con los uribistas, es en que estar en contra de las FARC es ser uribista.

Los que somos pelaezistas o isazaistas, o simplemente consideramos ridículo agruparnos en torno al culto de la personalidad, ¿Donde quedamos? Estamos en contra de las FARC, no por ser uribistas, sino porque llevan décadas violando los más mínimos postulados éticos de la humanidad en nombre de una ideología. Así de simple.

Estamos en contra de la violencia armada, de las minas anti-persona, del reclutamiento de niños, del secuestro y la extorsión. Estamos en contra de las motosierras de los paramilitares y de la voladura de campos petroleros a nombre de un ideal guevarista, como el ELN. A todos nos da nausea la masacre de la UP y la guerra sucia. Pero en este momento queremos marchar contra las FARC y no contra una maldad genérica, una maldad sin nombre y apellido.

Los neurólogos saben perfectamente que los humanos respondemos bien frente a las causas concretas y focalizadas. Paradójicamente, ponemos más atención -y nos conmueve más- la historia personal de Ingrid, que el cautiverio o la muerte de cientos y cientos de compatriotas. Es normal, así funciona el cerebro. Por ese motivo es que resulta importante señalar que en este caso, en esta marcha, rechazamos a las FARC y sus acciones. Ya habrá otros momentos para personalizar las marchas contra otros grupos como los paramilitares o el ELN.

5 comentarios:

Carlos Méndez dijo...

Bien dicho. Asi es.

Apelaez dijo...

Carlos Gracias, Juglar: ¿cuales momentos?

juglar del zipa dijo...

momentos para las otras marchas... es decir, no habrá "clima político" ni "gente" para que resulten tan populares como esta, por lo que proclama, por lo que implica. es sencillo: todos los años hay marchas. todos los años en el dia de los derechos humanos ponen ladrillos blancos en la septima, uno tras otro, por cada desaparecido y asesinado extralegalmente (tanto "buenos" como "malos"). la fila va de la plaza de bolívar hasta más allá de la ochenta. y quién dice algo? quién es "caja de resonancia"?

Apelaez dijo...

De acuerdo, probablemente esos momentos no se den nunca. EL odio a las FARC es una cosa poderosa y casi irrepetible.

Lanark dijo...

Momentos coca-cola, sí se van a dar. Pero mucho, mucho más, momentos Facebook. Ya casi me imagino a todos jugando Zombies contra Vampiros...