jueves, 13 de diciembre de 2007

Yolanda Pulecio


No hay día en que la madre de Ingrid Betancur (o Betancourt para sus "compatriotas" franceses) no salga en los medios. La captan antes de montarse a un carro con placas diplomáticas o tomándose un té con Hugo Chávez. Siempre tiene la misma cara de cordero degollado y siempre repite lo mismo.

Hace poco afirmó que confiaba más en las Farc que en el Presidente Uribe, a quien no sólo acusa de impedir la liberación de su hija, sino también de capturar y poner tras las rejas a los guerrilleros que traían las pruebas de supervivencia. No se cansa de repetir como un loro que el gobierno no hace nada por la liberación de su hija, o mejor, que no hace lo que ELLA quiere que se haga para la liberación de Ingrid.

De su boquita chiquita y pintada nunca ha salido una palabra de condena a las Farc, nunca una exigencia, ni un reclamo. No importa que esos perros, en los que ella dice creer, la tengan más flaca que una tabla o que la amarren a una palma por las noches. Nada de eso importa, la estrategia estúpida de esta señora es presionar y deslegitimar al Presidente.

Y nosotros, los espectadores que la vemos día tras día con el mismo cuento, con la misma vanidad con la que se pasea por el orbe haciendo campaña y con esa soberbia disfrazada de humanidad, tenemos que callarnos y aguantarnosla por su dolor de madre. Respeto su dolor y sus ganas de ayudar a la liberación de su hija, pero no creo que sea la estrategia más adecuada para lograr su liberación.

Cada palabra suya y cada gesto de indignación con el gobierno son un triunfo para las Farc, cada vez que hablan desde Francia o desde Venezuela, Ingrid aumenta de valor para sus captores. Como dice el Vicepresidente, a este paso, la última secuestrada en ser liberada va a ser la señora Betancur.






13 comentarios:

Norman dijo...

sumerce: es la misma manera en que Uribe busca un acuerdo humanitario con las FARC diciendo que son unos terroristas, bandidos, fascinerosos y, en ultimas, unos HP, que lo son, pero en un proceso de este calibre (humanitario) deberia callar, tragarse sus palabras y esperar que las FARC salgan con algo y liberen a algun secuestrado. La liberación tiene un precio, que es buscar cualquier forma para liberarlos, asi sea bajarle un poquito al orgullo. Tampoco creo que un despeje como lo pedian las FARC sea la solución.
Que mamera los uribistas.

Apelaez dijo...

Si, que mamera los uribistas, y los anti-uribistas y cualquiera que gire alrededor de un apellido

Anónimo dijo...

Comparto la esencia de su critica. La actitud de doña Yolanda es similar a la del fulano que no reacciona ante el constante maltrato en la oficina durante el día pero que se desquita por las noches fundiendo a golpes a su inocente esposa. Cada vez que doña Yolanda o el profesor Moncayo abren la boca hacen una involuntaria contribución para perpetuar el secuestro de sus hijos. Es que esos son los testimonios que se leen afuera, y vaya usted a explicarle a un europeo (me ha pasado) que la responsabilidad de los secuestros es de las Farc y no del Gobierno.

Sin embargo, y como bien lo anotó Laura Gil en su columna de El Tiempo, a los familiares no podemos pedirles conducta de estadistas. La magnitud de su tragedia los exime de cualquier critica: son víctimas directas del delito más abominable que se ha inventado la humanidad, que es el de la tortura sostenida en el tiempo. Todas las demás personas involucradas en asuntos de orden público (colombianos, venezolanos, gringos, franceses o daneses)sí tienen la responsabilidad de sopesar todas las consecuencias de su proceder y de entender y denunciar la verdadera naturaleza de las Farc. Por eso, el tiempo que dedica a sus irónicas criticas a la mamá de Ingrid debería invertirlo, por ejemplo, en cuestionar al ex candidato presidencial y ex magistrado que afirma a los cuatro vientes que las Farc tienen fines altruistas, o en ensañarse en el ministro de agricultura, "Uribito", que saca provecho personal de la coyuntura poniéndose camisetas proselitistas y edificando su carrera a la presidencia sobre los dudosos cimientos del dolor ajeno.

A la mamá de Ingrid hay que dejarla en paz. A mí también me indignó ver, por ejemplo, a Lecompte, el esposo de Ingrid, arrojando canecas de boñiga al Congreso hace como dos años. Fue un irrespeto innecesario a las instituciones y, sobre todo, a las señoras del aseo. Pero, ¿qué haría uno en su situación? No sé hasta dónde me llevaría el desespero; no sé qué diría, ni qué haría...jcm

Ivan Andrade dijo...

A mi me parece que esta señora es una oportunista de miedo.

Ai.Bi. Colombia dijo...

estoy de acuerdo con el señor andrade. Además hablar maravillas de Chávez y considerarlo un SEÑOR, UN CABALLERO. POR FAVOR!! ESA FAMILIA LE INTERESA HACER POLÍTICA.

Javier Moreno dijo...

Es más complicado. La señora Pulencio habla y actúa así por miedo. Al fin y al cabo las FARC efectivamente tienen a su hija. Es jodido proferir condenas y demandar cuando a uno lo tienen agarrado de los huevos. Yolanda cede a la manipulación porque no tiene de otra. Es una mamá con su hija secuestrada. Es comprensible su actitud. Mire, por ejemplo, la manera como los familiares de los diputados cambiaron su discurso cuando se confirmó su asesinato. De una defensa del intercambio y las gestiones de Chávez et al., pasaron a condenas abiertas a las FARC y demandas internacionales.

Condenable, por otro lado, me parece eso sí la actitud de los que toman la misma posición que Pulencio para beneficiarse políticamente. Piedad Córdoba, por ejemplo. O algunos líderes del partido liberal, el conservador y el polo democrático.

Apelaez dijo...

La actitud de la señora pulecio es comprensible, claro, pero eso no significa que uno tenga que estar de acuerdo con lo que hace o con lo que dice.

Si ella cree que dejando de criticar a los captores le hace un favor a su hija o que diciendo que Chavez es un hombre muy sensible y extremadamente culto sirve de algo, que lo haga.

A mi me parece que el resto de los colombianos tambien tenemos derecho a decir, a pesar de su dolor y su problema personal, que lo que dice es basura.

Javier Moreno dijo...

Una cosa es no estar de acuerdo con lo que ella dice, y otra muy distinta condenarla por ello. Yo no creo que haya vanidad en su actitud, sólo desespero.

Peter Gallego dijo...

Hace unos meses inba a escribir en mi blog un post sobre la señora en un sentido muy similar a este que usted escribió.

Luego me puse a pensar que al no tener un familiar cercano secuestrado iba muy seguramente a escribir estupideces basado en mi ignorancia y el no saber ni siquiera un poquito el tremendo dolor que debe significar tener a un hijo, una madre o un hermano en una situaciòn tan desesperante como esa.

Por eso mejor decidí no escribir nada.

Apelaez dijo...

Yo tambien tenia ese problema de autocensura moral por las circunstancias particulares de la señora, pero que hago, eso es lo que pienso y eso es lo que piensa mucha gente, asi que mejor ponerlo sobre la mesa.

Anónimo dijo...

Hay un dicho que reza: "en boca cerrada no entran moscas". Si bien la pobre señora Pulecio intenta gestionar la liberación de su hija con sus gestiones, cada vez que habla, la pone. Quizás le convendría el bajo perfil y mayor prudencia...

Anónimo dijo...

Ud. Yolanda pulecio aprenda de lo bueno. mire el ejemplo de la mamá de Clara Rojas una mujer digna y respetuosa. por eso Dios la ha premiado, no se desgaste no diga cosas que no son, y no le pida al respresentante de Dios en la Tierra que El presidente Uribe caiga, o ud. esta a favor de las FARC que tanto la han hecho sufrir que los que nos hace creer con su voz quebrantada y carita de martir. no hable mal de su pueblo y de sus patriotas tenga un poco de cordura. y que Dios la ilumine! porque ud. está perdida por el camino que va.

Anónimo dijo...

No se si la señora Yolanda vea este comentario pero como me gustaris que si. yo la quiero invitar a la IGLESIA DE DIOS MINISTERIAL solo DIOS puede mover el corazon de la guerrilla para liberar a INGRID por favor en Bogotà hay varias de esta hermosa iglesia, busquela doña Yolanda o si esta fuera de Colombia tambien la encontrara.