La gratuidad en los medios online
El miedo a perder lectores, influencia, y, en últimas, dinero, ha obligado a los medios escritos a montar una plataforma digital. Algunos, como el New York Times o El País, intentaron cobrar por el acceso y tuvieron que eliminar este requisito por presiones del mercado. Para los lectores líchigos (como yo), si no es gratis, se lee otra cosa.
La manita invisible determinó que el precio de un periódico -o una revista- en Internet, debe estar cerca al cero. Esto es bueno para los lectores líchigos y malo para los empresarios y editores con imaginación limitada.
Si el Departamento de Marketing no es lo suficientemente bueno como para encontrar un modelo de negocio que permita obtener utilidades para la versión online, las cosas se ponen feas.
La versión online se convierte en un costo más que en una inversión y, en consecuencia, se la trata como tal. Se vinculan generadores de contenido gratuitos, no se actualizan los portales, las notas las escriben pasantes y el resultado es una versión de segunda. Una versión hecha para cumplir la obligación de tener un portal en Internet, una versión que trabaja a pérdida.
Si, en cambio, los amigos del Departamento de Mercadeo son capaces de encontrar un modelo de negocio rentable con la página web, pueden pasar dos cosas: que se nivele la calidad de la versión electrónica para atraer más lectores o que se deje igual pero se obtengan mayores utilidades para la editorial.
Me gustaría saber si los ingresos por publicidad online de las revistas colombianas (como Semana.com) superan los costos operacionales. Si alguien sabe, que escriba.
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