viernes, 14 de diciembre de 2007

El sentido común de los chavistas

Una de las grandes ideas de los pensadores de cafetería para eliminar la pobreza es simple e intuitiva: imprimir más billetes y repartirlos entre los pobres. Suena lógico, tan lógico que más de un mandatario lo ha hecho, el problema es que tiene efectos secundarios bastante ilustrados como el aumento desmedido de la inflación y el consecuente empobrecimiento de todos, incluidos los que no se beneficiaron con los billetes nuevos.

Este tipo de situaciones, en donde las consecuencias de las consecuencias suelen tener efectos importantes, están presentes en la mayoría de los temas relacionados con el manejo de lo público. Ejemplos patéticos de esta lógica primaria se presentan a diario en la política venezolana. Van unos ejemplos:

El gobierno bolivariano con el fin de proteger el bolsillo de los pobres decidió fijar los precios de cientos de productos de consumo. La lógica era simple e intuitiva, definamos nosotros el precio "justo" que debe tener la carne y la leche y así los pobres tendrán menores gastos. El problema es que con una inflación rampante, en poco tiempo los precios fijados por el de la camisa roja quedaron por debajo del costo de producción.

Las consecuencias no esperadas por los chavistas saltaron a la vista. Los productores y comerciantes, que no son idiotas ni están en el negocio por placer académico, dejaron de producir lo que no les generaba utilidades y migraron a otros productos o servicios más rentables. Ahora en los estantes no hay leche, ni frijoles, ni azúcar; pero si hay queso gruyere, habas egipcias y trufas de chocolate. ¿Quien pierde? Todos, pero principalmente los pobres, que no pueden sustituir la canasta básica por derivados más sofisticados y caros.

Otra genial idea chavista fue fortalecer la moneda. ¿Cómo? determinando, por decreto, el valor del bolívar frente al dolar. -"Chico, de ahora en adelante el bolívar no se devaluará más, eso lo decidimos por decreto: un dolar equivaldrá, de aquí hasta que se nos de la gana, a dos mil ciento cincuenta bolívares".

Sencillo, simple, perfectamente lógico claro. Pero empiezan los problemas, se crea un mercado paralelo, se debe armar un monstruo burocrático destinado a regular el tema de las divisas. Todos tendrán su cupito en dolares. Y mientras tanto, el dolar se aprecia y se aprecia en el mercado paralelo. En el mundito chavista el dolar vale Bs. 2.150 y en el mundo real alcanza los Bs. 6.000, con esto empiezan las consecuencias bonitas de la lógica de cafetería. Basta con solicitar el cupo de dolares, pagarlo al cambio oficial, cruzar la frontera, sacar plata del cajero electrónico, cambiarla nuevamente por bolívares y listo, hicieron un negocio con una rentabilidad de más del 100% .

A Chávez y sus amigos rojos rojitos se les llena la boca y se les hincha el pecho cuando vociferan sus grandes conceptos: desarrollo endógeno, seguridad alimentaria, anti-globalización, producción nacional. Pero su política cambiaria genera todo lo contrario: destrucción de la producción local, desarrollo exógeno, inseguridad alimentaría y dependencia extranjera. Aparte de corrupción e ineficiencia en las filas burocráticas.

La lista puede seguir casi indefinidamente, el gobierno chavista pretende entronarse como controlador único y absoluto del bienestar popular, lástimosamente para ellos, eso sólo funciona en las cafeterías.

4 comentarios:

SJH dijo...

Thanks for your comment. You should note that I specifically prefaced my complaints by saying that I like Colombia, Bogotá, etc, and that "I am not enjoying life here as much as I did initially..."

So, don't take it personally because there's nothing wrong with the country and I thought I took extra care to make that clear.

Anónimo dijo...

Pero si cuando la logica actua los rojitos responden, muy avivatadamente, que los resultados no fueron los esperados por culpa de Mr. Bush y el Imperio que no quieren a una Venezuela libre, soberana, blah, blah...

Ivan Andrade dijo...

Pues así es, el populista payaso ese no sabe nada de nada y cree que con su retórica populista hace mucho, con medidas que no se atienen ni un ápice a la realidad venezolana. Ni a inguna realidad. Si la economía fuera así de fácil y justa, nadie sería pobre en este cochino mundo de porquería.

Suerte

Obicek dijo...

Es una politica economica hecha con las visceras, en la republica bolivariana los "tecnicos" estan borrados.

Cambiando de pais y de mesias, no estaria mal hablar del aumento al salario minimo. Mas alla de las posiciones desafortunadas de los sindicatos y su aumento risible del 10,5%, Por parte del gobierno tambien se han violado las estimaciones de la inflacion.