“Abajo la revolución ¡Viva lo comercial!”
En este blog hemos discutido sobre el impacto de los flujos migratorios, sobre las políticas de inmigración y sobre todas las arandelas teóricas que rodean el tema. Hipótesis por acá, teorías por allá, cerebros en fuga, estadísticas, gráficas y muchas palabras con raíces griegas. La discusión se ha centrado en las grandes luchas de los sufridos inmigrantes y las políticas opresivas del primer mundo. Paradójicamente, cuando uno es inmigrante de maleta al hombro, estas disquisiciones lo tienen sin cuidado.
En el plano práctico, sólo importan tres cosas: conseguir papeles, conseguir trabajo y encontrar un locutorio barato para hablar con los parientes en Colombia. Se hace lo que se puede –trapear, vender, hacer arepas- y, mientras tanto, casi sin darse cuenta, el cerebro empieza a llevar una doble contabilidad: esa avenida es igualita a la séptima, esa cuadra se parece cedritos, esa piscina como me recuerda Melgar. El lóbulo derecho se queda en la patria y el izquierdo en la nueva tierra. Esta dicotomía puede llevarnos a un cuadro psiquiátrico o, lo más probable, al abuso de la muletilla “es que en mi país…”
Esta nostalgia por la tierrita se paliaba en otros tiempos escribiendo poemas desgarrados en cartas perfumadas. Ahora basta con ir a una tienda de inmigrantes, comprarse un par de Águilas, unas arepas congeladas y sentarse a ver TV Colombia o videoconferenciar con la familia a través del VoIp. Ahora la nostalgia tiene un precio, la patria con todos sus recuerdos está a unos dólares de distancia.
Los expertos en mercadeo, que no tienen ni un pelo de tontos, han empezado a invertir fuerte para aprovechar estos nichos de inmigrantes desarraigados que están dispuestos a gastar cuatro veces lo que cuesta un producto local con tal de que le recuerde su patria. En el documento “Hispanic marketing insights inspired by Latin American and US popular literature” sus autores dan algunas pautas sobre como mercadearle a los hispanos, muchos de ellos, recién desempacados. Algunas son un tanto clichesudas, como aprovechar la relación del latino con la Fiesta, otras apuntan a la importancia de usar la comida como canal de comunicación del latino con su tierrita o a explotar la “especial” relación entre los padres latinos y los hijos y las madres latinas con las hijas.
Independientemente de lo risible de muchas de las recomendaciones, la realidad es que el mercado y el “salvaje” capitalismo han colaborado, como una mano invisible, a cerrar la brecha entre el corazoncito que se deja en el país de origen y el resto del cuerpo que está en cualquier otra parte.
Lo raro es que estos pequeños cambios, como encontrar arepas en Barcelona o ver comerciales de TV con gente parecida a uno en el otro lado del planeta, están suavizando la distancia y haciendo el día a día del inmigrante un poco más agradable.
El título del Post es tomado de “Stavans, Ilan (1995). The Hispanic Condition. Harper Collins: New York”. Citado en el artículo del marketing para latinos.
6 comentarios:
Apelaez:
Acotación sobre el "capitalismo salvaje", y es que los capitalistas salvajes más auténticos son los otros defensores a ultranza de los emigrantes. Un ejemplo: mire Fox News y verá qué que cada vez que tienen un panel debatiendo cuestiones sobre emigración, y a falta de cualquier cosa parecida a un izquierdista o un "liberal", los que defienden a los emigrantes son siempre los invitados que tienen del CATO institute o algún representante de los intereses de Wall Street etc...
Maldoror, no le entiendo bien el punto.
Creo que el punto de Maldoror es que en el tema de los inmigrantes, los partidarios radicales del laissez-faire se distancian de sus cófrades más derechistas, que aparentemente sólo defienden el capitalismo en tanto que un sistema en el que la cultura protestante se encuentra a gusto y en total hegemonía.
Alejandro, respecto a su comentario en mi blog: cuénteme cuál es su sospecha. Daniel M
Daniel, pues la sospecha es que usted es un político, o cercano a estos, con intereses políticos, o similares. No me parece malo, me parece apenas normal. La cosa es que usted antes no publicaba por estar "muy ocupado" y ahora pues como que ya no esta ocupado. Eso es lo raro.
es muy raro leer un documento así pensando que están hablando "de uno". es la misma sensación de cuando se ve telemundo, univisión o en general la publicidad hecha para "la campaña mundial por los valores" o las ultimas contra la pirateria que han puesto en cinemark, que apelan precisamente a este mismo tipo de retórica moralista, que a veces parece más cercana a la experiencia gringa que a la de mi entorno personal (ojo, soy miope).
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