miércoles, 26 de septiembre de 2007

Queremos chicha, queremos maiz, multinacionales fuera del país

Por cuestiones de ubicación soy testigo permanente de las marchas organizadas por los diferentes grupos sociales en Bogotá. He visto marchar a los niños de 10 y 12 años coreando las consignas de siempre dictadas por los maestros de FECODE y a los estudiantes universitarios protestando contra el recorte a las transferencias.

En todas estas marchas las consignas y los esloganes son, casi siempre, los mismos. Quizás, incluso, son los mismos desde hace treinta o más años. "El pueblo, unido, jamás será vencido", "Viva la U, viva. Viva la unnivvveeersiidad ...". Las banderas rojas ondeando con la hoz y el martillo, las siglas en letra amarilla y mucha chaqueta de pana.

A pesar de la nostalgia setentera, algunas novedades nos traen las nuevas marchas. El rojo soviético ha dado paso al amarillo polista y las viejas consignas se acompañan de sloganes más a tono con la nueva lucha. Una de estas frases pegajosas que me gusta (y se me queda pegada por días) es la de " Queremos chicha, queremos maíz, multinacionales fuera del país".

Me gusta, pero me parece la cosa más imbécil que uno pueda decir, y de paso, uno de los clichés que perduran a pesar de la evidencia. ¿Qué es lo perverso de las multinacionales? La respuesta general de la izquierda sindical es que se llevan la plata para otro lado. Otras respuestas más elaboradas señalan la destrucción del medio ambiente y algunos nostálgicos recuerdan la matanza de las bananeras (y otros mas actualizados el caso de Chiquita).

Puede que algo de razón tengan estas críticas y que las multinacionales no sean una peritas en dulce. Pero una cosa que si es clara, es que por lo general estas grandes empresas cumplen a rajatabla con las regulaciones laborales y pagan cumplidamente sus obligaciones a la seguridad social. Por el contrario, en las pequeñas microempresas muy nacionales, los patrones locales y los empleadores informales violan sistemáticamente las leyes laborales.

Para un empleado colombiano es mil y un veces mejor trabajar para uno de estos ogros transnacionales que prestarle sus servicios a una fabrica informal de bocadillos. En el primer caso tiene garantizados sus derechos laborales, mientras que en el segundo, existe una elevada probabilidad de que se lo esté contratando sin las garantías de ley. Esto sin hablar de las empleadas domésticas o los trabajadores de las muy nacionales empresas de transporte público colectivo.

La pregunta clave es ¿Gana más el país pateando a las multinacionales o dándoles la bienvenida? Para mi la respuesta es clara "Queremos trabajo, queremos maiz, multinacionales dentro del pais".

P.D. La chicha embrutece.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

jaja, excelente. Completamente de acuerdo. La protesta hoy es una nostálgica repetición de la tradición iniciada en los 60s, y nada que evolucionan. Tal vez por eso sigan pensando en chicha.

Completamente de acuerdo. Es lo más imbécil que puedan decir.

Bueno, casi tan imbécil como las pedreas.

flaca y malvada dijo...

Quiero ginebra... quiero aceitunas... a esa marcha no vamos algunas.

Ai.Bi. Colombia dijo...

el comentario de la flaca me pareció bastante ridículo.

Ale muy bueno tu artículo. Imagínate las consignas del chavismo: patria, socialismo o muerte;construyendo el socialismo bolivariano, etc. ESo si es trasnochado. Sería interesante que complementaras el artículo con lo de las inversiones en venezuela.
te amo

Lanark dijo...

Protesta que se respete incluye letanías estúpidas. De hecho, esta no está tan paila como otras que se han visto. Sea polista, laborista, conservadora, tory, neonazi o socialista, una marcha tiene mucho de recitación de bobadas. Cuando yo me lamento de los eslogans, me lamento más bien de que la gente no opte por formas menos boletas de acción política.

Si alejandro saliera por la calle con pancartas diciendo "queremos trabajo, queremos maiz, multinacionales dentro del pais", me parecería igual de tonto que las manifestaciones polistas.

Sobre las multinacionales, supongo que soy muy mamerto por alegrarme de que la Unión Europea haya multado con más de 600 millones de dólares a Microsoft por prácticas monopolistas deshonestas. Y por lamentarme de que el gobierno sea tan débil para regular a las EPS, aunque no se qué tanto de esa debilidad se deba a que pertenecen a grupos económicos multinacionales con gran capacidad adquisitiva de conciencias y organizadora de lobbies.

trejos-comics dijo...

QUI^HUBO MACHETE!! MUY BUEN ARTICULO... MUY BIEN ESCRITO... DIRECTO A LA YUGULAR... ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO... HAY QUE PROTESTAR... PERO TAMBIEN HAY QUE USAR LA CABEZA... Y SER CREATIVOS... Y HACER BUENOS NEGOCIOS... NO SER SIEMPRE LOS EMPLEADOS... HAY QUE SER LOS SOCIOS... HAY QUE APRENDER A HACER NEGOCIOS... BUEN ARTICULO . DIRECTO.
www.trejoscomics.blogspot.com

Apelaez dijo...

Lanark, me parece bien que se alegre, si es que se alegra porque se esta haciendo cumplir una ley que busca corregir las fallas del mercado (monopolio en este caso). Pero eso no tiene nada que ver con el tema de la columna. Los monopolios y las trampas a la ley son malos, y son malos sean estos multinacionales, nacionales, regionales, estatales o chavistas.

la Mujer Maravilla dijo...

yo lo que no entiendo es qué es lo que le gusta mr. machete.... me coge a mi a machetazos ( a sabiendas que mis muñecas lo soportan todo) cuando el colectivo al que pertenezco prueba recurrentemente que ud. tiene razón y que otras formas más creativas de hacer las cosas producen mayor impacto...cierto? Estoy esperando su articulo para las plumas invitadas, mijo...

vulturno dijo...

La chicha no embrutece especialmente más que la generalidad de las bebidas alcohólicas, eso salió de una campaña en apariencia salubrista, ligada al posicionamiento de la cerveza, como bien lo relatan varios trabajos académicos, de los cuales no puedo dejar de destacar el de Marta Saade. Igual, a mí no me gusta y deploro de ella sus efectos digestivos inmediatos.
Cuando me retiré del activismo estudiantil antiimperialista (gritado este en la lengua del imperio de Carlos V) insistí mucho en la falta de sondeos de recepción de lo que se enviaba al demiurgo en forma de consigna, objeto contundente o manchante. Aun más reacios a escuchar al respetable éramos los que más la montábamos de innovadores, pues la vanidad más nos ataba. Hace unos años, un artista franchute se quitó un dedo en protesta por el secuestro de Ingrid Betancourt. Las Farc no reaccionaron en ningún sentido y no sé sí por sensatez del tipo o por presión de grupo, no insistió con otros dedos ni otras partes del cuerpo.
A la larga, los únicos personajes racionales (que generan unas acciones con el efecto esperado) en todo esto son unos a quienes el sol no les da en la cara ni se desgastan en choques ni malos genios. Como curiosidad etnográfica esas cosas seguirán y nuestra sociedad convivirá más con ellas. Hace veinte años ciertos símbolos anticipaban represión y hoy aparecen tranquilamente en telenovelas, discotecas del norte, comerciales de televisión, etc. Lo que sí hay que cuestionar y corregir es esa manía (ya descartada por sus antecedentes macabros de los setenta) de grabar consignas y cartillas en las voces de los niños. Ya bastante peligroso es un adulto acrítico dejándose formatear, para que los infantes, perversos y polimorfos, compren que el análisis y el conocimiento se pueden obviar por medio de tonaditas, o que se puede intimidar al Rector del colegio en nombre de la defensa de la educación pública. Los 'performances' posmodernos, entre adultos y asumiendo consecuencias como adultos, bien pueden persistir y aun resultar terapéuticos.