Banda de nazis mutantes asola a Bogotá

Ayer en la 79 con 11 una pandilla de skinheads apuñaleo hasta la muerte a un joven miembro de otra “tribu urbana”. En Bogotá, diariamente son asesinadas cuatro personas, con lo cual, la muerte de un individuo no viene siendo una gran novedad. A pesar de esto, la noticia del hardocorero acuchillado ha salido en todos los noticieros y en la mayoría de la prensa escrita ¿Por qué?

Por las arandelas, los detalles y las circunstancias. Una cosa es el homicidio de un cualquiera al resistirse a un atraco, y otra, la muerte de un mechudo tatuado en manos de unos nazis con la cabeza rapada y botas militares. La primera es una historia trillada y repetida que probablemente no terminará en nada. La segunda, en cambio, tiene todos los ingredientes de una buena película de acción: sexo, drogas y rocanrrol (y nazis).

Acá el cuento es claro: un joven bueno es asesinado por la encarnación máxima del mal, es decir, por los nazis drogados que gritaban oi oi oi al compás de las puñaladas. La noticia vende y da para más, para mucho más.

Los medios investigan sobre las “tribus urbanas” y descubren que hay tres tipos de cabezas rapadas: los Sharp, los Rash y la Tercera Fuerza. Unos son anarcos, otros comunistas y la minoría profesa un nacionalsocialismo difícil de entender en estas latitudes. Todos escuchan música con apelativos sonoros: acid-punk, hardcore, straight edge. A ninguno le gusta el vallenato.

Entrevistan al Subsecretario de Seguridad, al Coronel de Subcomando de Tisquesusa y a tres sociólogos expertos en tribus urbanas. Todos preocupados. Al parecer, una tribu mutante de nazis-satánicos asola las calles de chapinero con sed de sangre.

La administración tiene que tomar cartas en el asunto, y las toma. Reunión en la Subsecretaria de Convivencia con todas las tribus urbanas. Los punketos con el pelo en punta se abrazan con los hardcoreros, y los góticos con la cara blanqueada se dan la mano con los skinheads comunistas, y todos para la foto (¿Y donde están las tribus urbanas de tropipoperos de esquina o de los que les gusta el merengue dominicano?). El vocero -todos tienen vocero- de los SHARP afirma que ellos fueron, pero que el crimen no tuvo un móvil “ideológico” (¿?).

El Coronel de Tisquesusa expone su plan de contingencia frente a la asonada de estas “tribus urbanas” y la Subsecretaria de Convivencia decide crear una Sub-subsecretaria de Tribus Urbanas (S.S.T.U). El Alcalde, visiblemente conmocionado, advierte que esto no puede volver a ocurrir.

Y va uno a ver, y.realidad es bien distinta, el peligro para los ciudadanos, no esta en un puñado de desadaptados que se creen los niños del Brasil, sino en la delincuencia profesional y en las estructuras criminales. Lo que predomina en Bogotá es el crimen instrumental, es decir, aquel derivando del ejercicio “profesional” de atracos o ajustes de cuentas. Ese es el crimen que importa, pero claro, los protagonistas se visten como usted, comen almuerzo ejecutivo y oyen Carlos Vives.

Para el que le interese el tema más allá del color amarillo:

Llorente, Maria Victoria, Rodolfo Escobedo, Camilo Echandía y Mauricio Rubio. “Violencia Homicida en Bogotá: más que intolerancia”. Documento CEDE, Universidad de los Andes, 2001.