lunes, 4 de junio de 2007

Muñecas políticamente correctas (Una reducción al absurdo)



Hace poco leí en el blog de Catalina en Semana un post sobre las nuevas tendencias en muñecas. Muñecas negras y asiáticas, muñecas históricas y muñecos obreros, en fin, muñecas y muñecos políticamente correctos para gente políticamente correcta (y rica, de paso, pues cada muñeca vale como $170.000 pesos).

Esta tendencia, lo recuerda una comentarista, no es nueva. Ya desde hace años hay barbies negras con afro y cabbage pal kids ojirasgadas. Lo que nos falta, para completar el panorama politicamente correcto, es hacer muñecas feas. Necesitamos unas barbies con barros y con llantas, unos Kens calvos con papada y paticorticos. También necesitamos muñecos con nuevos roles, como puede ser intelectuales posmodernos o radicales anti-globalización a los cuales se les jale una cuerdita y griten "abajo el FMI" o "Free Tibet". Valdría la pena también hacer action figures de nuestros luchadores sociales, un Manuel Murillo Toro, por ejemplo, y del lado del mal que tal "Sangre Negra" o el "Chispas".

Afirma Catalina que "El problema es que en Dolls like me no hay una sola muñequita o muñequito que se llame Kimberly, Jeremy o Samantha y tenga piel, ojos y pelo de color claro, o que se pueda llamar Juana o Jacinto pero tenga piel clara, sea pecosa y pelirroja. Dolls like me, también se le está olvidando contar esa otra historia de un país “pluricultural”.

Creo que el problema no es ese, el problema (para los intelectuales, al menos) es que no queramos muñecas feas ni muñecos para posmodernos, que nos de igual que se llamen Jeremy o Betty o como sea. El problema es que a cierta gente le molesta que la blonda Barbie Malibú venda cientos de veces más que una muñeca con rasgos y cuerpo de chola peruana; o que nadie cometa el harakiri comercial de sacar masivamente un Ken bajito y con celulitis.

El problema es que a cierta izquierda exquisita no le gusta el mercado y estaría encantada de imponer por Decreto cierta estética políticamente correcta. Sería algo así como una afirmative action estética. Por cada barbie Malibú que se venda se deberá vender una barbie étnica, bien sea hutu, tutsi o yanacona y por cada Ken California un Ken Kamkuamo.

A mi muchas veces no me gusta lo que decide el mercado mayoritario, pero cada cual verá que muñeca compra.




9 comentarios:

ERAGON dijo...

Hace milenios que la gente aliena a sus hijas comprandoles esas muñecas estilizadas y con figuras que incitan a la anorexia. Que padres tan estúoidos.

Anónimo dijo...
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Ai.Bi. Colombia dijo...
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Anónimo dijo...

Yo creo que no son solo las muñecas las que incitan a la anorexia...es la sociedad en general que muestra como modelo a seguir a chicas escualidas tanto en el cine, en la television como en las pasarelas...y lamentablemente lo unico que se consigue es que la juventud asocie delgadez con exito.
saludos

Ai.Bi. Colombia dijo...

a mi me educaron con barbies y no me pasó nada. Creo que son mucho peor las BRATZ o ese tipo de muñecas que se hacen ahora y todos esos videojuegos. analicemos más bien las cosas que compramos en la actualidad a nuestros hijos.

Lc dijo...

En 1993, al año siguiente de que Rigoberta Menchú ganara el Premio Nobel de la Paz, en las tertulias de Ciudad de Guatemala se contaba el siguiente chiste que encuentro pertinente a este blog:

- ¿Sabías que ya sacaron una Rigoberta Menchú - Barbie?
- No, no lo sabía. ¿Y cómo es?
- Pues es la sirvienta de la Barbie. Y durante las primeras semanas fue todo un éxito, se vendía tanto como su patrona. Pero las ventas empezaron a disminuir y ya nadie la quiere, incluso ha habido muchas devoluciones.
- ¿Si y eso por qué?
- Pues porqué la Menchú sacó a relucir el cobre y a la Barbie se le han perdido, prendas íntimas finas, joyas, dinero en efectivo... Ya sabes como son esas indias.

Para contextualizarlo cabe subrayar que las clases medias guatemaltecas -que aunque mestizos como nosotros se consideran blancos- en general miraban con desprecio la alharaca del Nobel para una mujer indígena y lo consideraban inmerecido en el caso de Rigoberta Menchú y sólo un golpe publicitario. El tiempo les dió la razón pues salieron a flote muchos detalles biográficos falsos, fabricados para mejorar su imagen de mártir y de luchadora social. Pero ya el Nobel había sido otorgado y eso, obviamente, no tiene reversa.

Carolina Andújar dijo...

Señor Peláez, le quedó chistosísimo el artículo. Hace rato no me topaba con un blog como el suyo, gracias por hacerme reír.

natymarenco dijo...

Bueno... yo era de las que tenía 23 barbies, con carro, casa y beca... y ahora soy una persona completamente normal... es decir, ya hago maestría y no tengo esos complejos que le achacan a la alienación... además, no nos mintamos, mercado es mercado, y lo lindo vende... lo que pasa es que el error está en pensar que la educación depende del mercado, de la tv o del cine... y ese si es real error. no creo qeu barbies gordas o paticorticas sea la solución real!!!!

Anónimo dijo...

tal vez deberian de exigirle a la revista "People" que en su lista de "los mas bellos del mundo" ponga una cuota de calvos, gordos, indigenas, ancianos, invalidos, transexuales, quemados, enfermos de lepra, de vitiligio... tal vez incluir a evo morales o rigoberta menchu para que los indigenas se sientan representados, a stephen hawkins para que los paraplejicos no se sientan discriminados jajajajaja al diablo lo politicamente correcto yo mismo me tengo prohibido usar esa clase de lenguaje es mas hasta me ofende tener que estar escuchando o leyendo esas payasadas de morderse las lenguas para supuestamente no ofender las minorias.