miércoles, 14 de mayo de 2008

Al pan pan y al vino vino

Hace años una amiga me pidió el favor de averiguar si ella le gustaba a un amigo mio. Hice la tarea y cumplí la misión: a mi amigo no le gustaba, nada, ni un poquito. De hecho le parecía fea y pendeja. Tuve que llevar el mensaje a mi amiga y en principio intenté presentarle el tema de manera amable: "es que el esta muy confundido", "es muy temprano para que tenga una opinión" y bueno, recurrí a todo el arsenal del innuendo y el lenguage indirecto para suavizar el asunto. Pero la amiga era terca, quería saber l-i-t-e-r-a-l-m-e-n-t-e lo que había dicho el señor. Cansado de la preguntadera le dije que había dicho que le parecía fea y además cansona. Esa era la verdad literal, la verdad que tanto quería. Lloró y lloró.

"When people talk, they lay lines on each other, do a lot of role playing, sidestep, shilly-shally and engage in all manner of vagueness and innuendo. We do this and expect others to do it, yet at the same time we profess to long for the plain truth, for people to say what they mean, simple as that. Such hypocrisy is a human universal".

Así es, necesitamos del lenguaje no sólo para transferir información, sino también para construir y mantener nuestras relaciones sociales. La verdad literal duele o molesta o ambas, por eso necesitamos recurrir a todos estos juegos de palabras y a los "dados por supuesto". Sin embargo, para que esta comunicación funcione, se requiere que el interlocutor sea capaz de captar las sutilezas de lo no literal, de todo eso que queda entre las líneas.

A los gobiernos en general, y al gobierno colombiano en particular, les gusta el juego de la vaguedad o del "doublespeak", de pretender cambiar las cosas a punta de cambiarles el nombre. Para José Obdulio, "El nombre es arquetipo de la cosa/En las letras de rosa está la rosa/ Y todo el Nilo en la palabra Nilo". En consecuencia, se cambian los nombres. El conflicto armado ya no es conflicto sino amenaza terrorista.

José Obdulio explica que el cambio "teórico" no es sólo producto de una manía semántica, sino que tiene serias implicaciones de orden práctico. Si no hay guerra los extranjeros confiarán en Colombia y en consecuencia, invertirán. Para José Obdulio, los problemas colombianos anteriores al gobierno Uribe se debían, en gran parte, a la utilización del concepto de "conflicto armado". Dice el Doctor:

"Con la irresponsable declaratoria de “guerra civil”, entre 1996 y 2002 cayó dramáticamente el crecimiento del PIB; aumentó la deuda externa (los intereses se encarecieron y los plazos se achicaron), bajó la inversión extranjera, se dio la alarma a los viajeros para que no nos visitaran y a los cruceros para que no atracaran en Cartagena; disminuyó el comercio externo y, engañado el gobierno con la posibilidad de una “solución ‘política’ negociada”, se dejó libres a los terroristas para que hicieran y deshicieran".

Entonces el problema era semántico. Es que como se lo llamaba de una forma, el resultado era el horror. Si Samper, por ejemplo, hubiera denominado el fenómeno como "amenaza terrorista", el PIB no habría caído, o la deuda externa aumentado. Bonito.

El problema es que le falta un detalle, que por lo menos los receptores capten el mensaje, que entiendan que el cambio de nombre es necesario para X o Y cosa, que entiendan lo que se dice entre líneas. En Colombia eso no pasa y en el exterior menos. Decir que no hay conflicto causa cierta hilaridad en el mejor de los casos, y en el peor, cierto resquemor frente a un gobierno amigo de las técnicas orwellianas. En cualquiera de los dos casos, no cumple su finalidad.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

El dilema se extiende más allá de la política: es muy poco probable que alguien que diga lo que piensa y haga lo que diga pueda adquirir poder, dinero y reconocimiento social y dinero (que son, grosso modo, las tres proclamas de autorealización que se han ventilado en las últimas décadas). Cualquiera que haya tenido que asumir la tragedia de acudir a un coctel o, peor, a una frijolada habrá conocido de primera mano las reglas implícitas: sonrisas mezquinas, elogios intrascendentales, lagartería moderada. Así se escalan posiciones en la pirámide económica y social, y así se compran votos, o absoluciones, o cargos burocráticos. Y así se venden y distribuyen doctrinas postizas, como la de la amenaza terrorista de José Obdulio.

El dilema, entonces, es el mismo para los funcionarios públicos que almuerzan corrientazo y que viven con cara de modorra que para los empresarios con elegantes corbatas y que abusan de vocablos en inglés: en Colombia somos alérgicos a la meritocracia. En todos lados, por supuesto, existen las palancas, las recomedaciones y la diplomacia social, pero en Colombia supimos abusar de ello hasta el paroxismo. Vivimos inmersos en la regla social de la lambonería y de las afirmaciones edulcoradas, que es la misma, por ejemplo, que nos hace indignarnos cuando un extranjero habla mal del país, así diga toda la verdad. La misma, por cierto, que hace que nos preocupemos tanto del "qué diran" y tan poco del "cómo hacer" para solucionar los problemas.

juglar del zipa dijo...

presénteme a su amiga

Anónimo dijo...

a los culombianos les encanta buscar eufemismos y nunca llamar las cosas por su nombre, por grosero o feo que sea.....
....en las relaciones interpersonales es la quimica y el magnetismo y las vibraciones interpersonales y el estudio del curriculum lo que me guía a mi a entablar una relacion o a dejarla caer

Apelaez dijo...

Francisco. Chévere su comentario, de hecho, mejor que lo mio.

Juglar: Cuando quiera.

Wilberth: ¿Entonces usted le pide a la niña el curriculum antes de salir con ella?

Lanark dijo...

Es curioso que, por pura leguleyada, el DotorJoseOdulio haya caído en la misma trampa del lenguaje políticamente correcto que ha reducido a tantos demócratas gringos y mamertos moderados a la taradez absoluta.

Más o menos como pretender que los gañanes dejen de cascar a sus mujeres si aprenden a decir "todos y todas".

O tal vez es más que curioso, es ,increíble que el espíritu tinterillo grecocaldense lleve a lo mismo que comerle demasiado cuento al New Yorker. O a Florence Thomas, ya que estamos.

Lo que sí me alegra del asunto es que si la amiga de Apeláez dice que el Juglar es más feo que un carro por debajo, Apeláez ya habrá aprendido la lección semiótico-sociológica y no le golpeará su autoestima.

Anónimo dijo...

don apelaez: viejo, si la hembra no está dispuesta a mostrarle o dejarle ver el curriCULUm (doble sentido) antes de salir o de entablar cualquier tipo de relación es por que ALGO ESCONDE O NO ESTÁ interesada en usted

Penelope dijo...

Siempre he sostenido que a los colombianos nos pueden decir todo menos una verdad, hay que ver como de los delitos que son de dominio público (fuera del peculado) es el de injuria y calumnia, va uno a ver y fue porque dijo en público una verdad.

En como en otras cosas nos quedamos en la época de la Colonia, importa más el que dirán que la verdad.

Hace poco discutíamos con una amiga si le contaba al novio que se había visto con otra persona (cosa que no había tenido importancia), como personas sinceras pensamos que lo mejor era contarle, cuando lo fue a hacer él no la dejo, y le dijo que prefería que le mintiera o no saberlo. No es que sea bobo, ni nada que se le parezca simplemente es un buen colombiano, acostumbrado a que una cosa es lo que se dice y otra muy distinta lo que se piensa.
En cuanto a lo del cambio de lenguaje para mencionar el problema interno, es una estupidez. Los guerrilleros, depende de la época y lo que este de moda en el mundo (la preocupación que tenga EE UU) han sido denominados, comunistas, bandoleros, subversivos y ahora terroristas ¿Han cambiado? ¿Cambia en algo lo que hacen?

Wilberth por la decencia con que se expresa sobre el género femenino, veo que ha sido victima de la hipocresía Colombiana, pues nadie le ha dicho que es un patán con las mujeres. Por usted podríamos decir que no solo escasea la verdad en Colombia sino también los caballeros.

Anónimo dijo...

SI USTED FUERA UNA DAMA YO SERÍA UN CABALLERO!!
MI comentario iba dirigido a que yo siempre investigo a la gente con la que voy a entablar cualquier tipo de relación.....sus PICA contra mí es la clásica HIPOCRESÍA COLOMBIANA!!