Escritura

En los negocios dicen que el cliente siempre tiene la razón y a mi me gustaría satisfacer a todos los lectores. El problema es que esto de la escritura es una ocupación egoista y hedonista. Escribimos porque nos genera placer hacerlo sobre y como se nos da la gana. Se reciben sugerencias, claro; pero cuando nos obligan a seguir una cartilla se pierde la gracia y se elimina el incentivo.

Algunos lectores me dicen que no escriba sobre banalidades, que no le conteste a los lectores idiotas, que no use el blog como una letra escarlata digital, que no use un lenguaje "de odio", que me ponga serio, que me ponga chistoso. Como si esto fuera poco, algunos amenazan con dejar de leerme si no sigo sus instrucciones.

Respeto y valoro realmente lo que me comentan los pocos que me escriben, incluso las cosas que son sólo por joder. Como dice todo el mundo, los blogs son conversaciones. Pero que le vamos a hacer, a mi a veces me entretiene molestar con pendejadas y otras veces me interesa averiguar sobre el uranio. Nunca pensé tener un blog con un tema específico, pero si leo mis entradas alcanzo a ver cierta continuidad entre una cosa y la otra, un patrón. Tanto que algunos me califican como un blog político, sin que yo nunca hubiera planeado tal cosa.

Al anónimo lector que no me quiere volver a leer, le digo: una lástima, pero no puedo dejar de ser yo para contentarlo a usted. Vuelva otro día, tal vez ese día estemos sintonizados. Mientras tanto, mientras mi principal incentivo para tener esta cosa sea la satisfacción que me produce escribir sobre lo que quiera, seguiré escribiendo lo que para usted son pendejadas.